Piérdete en un prado.

El frío hace estragos. Las ventanas empañadas son lo peor. Es decir, un viaje en coche con las ventanas empañadas pierde toda la gracia. Es un absoluto aburrimiento. Sobretodo desde que ya no estás tú en el asiento de al lado para hacer manitas bajo los abrigos o sencillamente apoyar la cabeza en tu hombro y dormir un poco. Lo único que me salvaba al viajar sola era el ver el paisaje, a ver si aparecías de repente en un prado, con tu maleta gris, para subir al coche. Nunca ocurrió. Pero sería guay. No sé, es una sugerencia. Osea, piérdete en un prado, en el de la carretera hacia casa, ¿sabes? y luego, pues espera, espérame, porque, te echo de menos, y si, si de verdad quieres hacerme feliz, aparece en ese maldito campo y haz que tu calor inunde el coche, desempañando las ventanas.