Presente de indicativo


Quiero que tus dedos astillen mi piel, que tu boca lije mis labios, quiero que tus brazos aten mi cuerpo a la peor de las mordazas: la pasión mezclada con besos en el cuello y mordiscos en la oreja. Quiero que desordenes mi habitación, y luego ya nadie la recoja. Quiero que me despeines y que ningún cepillo pueda volver a domar mi cabello. Quiero que me beses con tanta fuerza que se agrieten las paredes, que se caigan las cortinas y el gato maúlle asustado. Quiero que suban los vecinos y la policía. Quiero que haya tal incendio entre nosotros que ni los bomberos puedan apagarlo. Quiero que el corazón me salga del pecho y que las venas se inunden con tanto amor. Quiero que acabemos tumbados en el suelo, sudando en el parqué, recuperando el oxígeno y ralentizando las bocanadas de aire. Quiero desenganchar mis uñas de tus hombros, y que, cuando abra los ojos, sólo te encuentre a ti, a tu dulzura en tu sonrisa, porque al fin y al cabo es lo único que quiero en esta vida.

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