Marina.

Siempre quise introducirme en un piano, sí sí, abrir la tapita brillante y meterme dentro.
Que las mazas chocaran contra mí, produciendo un sonido erróneo y frustante para el pobre chico que estuviera acariciando el instrumento. Yo sonreiría (y me saldrían esos hoyuelos que yo tanto odio y a ti tanto te gustan) y pasaría las manos por las cuerdas tensadas, intentando bloquear los pedales, y haciendo que el señor instrumentista abriera el piano, descubriéndome allí dentro, y se preguntará si todos los pianos llevaban niñas dentro, y lo peor de todo, si yo estaba estropeada.

3 comentarios:

Enrojecerse dijo...

¿¿y tú voz emitiria los sonidos del mismo piano?? :O

Unknown dijo...

Oh! El susto que se llevará el señor intrumentista!

seres eléctricos dijo...

tu no estás estropeada, y yo me compraría veinte pianos si en cada uno viniese alguien como tú