Mecánico.

La pareja se sentó en las sillas tapizadas a las cinco en punto, justo a la hora en la que los dos pajarillos salían del reloj de cuco.
No eran capaz de mirarse a los ojos, cobardes.
Y el miedo fue tan grande que los dos abandonaron las sillas y volvieron a sus casas. Como también hicieron las figuras del reloj.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estas ligeramente loca. Tus historias son originales y rozan lo macabro xD
Tengo un estilo de escritura radicalmente contrario al tuyo, pero reconozco q me han gustado!

Un Saludo!
(te sigo)