Amor terrenal, imaginación celestial.

Aquel sobre llevaba una semana encerrado en el buzón, amenazándote, sugiriéndote de manera lasciva como sólo un sobre blanco puede hacer,  enseñándote quién había escrito la carta.
Y tú, conteniéndote, cerrabas con llave aquel cajón de hojalata, pensando en aquel sobre, en la saliva que su escritor había desechado al pasar su lengua por la parte adesiva,para cerrarlo con fuerza,para que solo tú lo abrieras. ¡Cómo deseabas que aquella saliva no se hubiera quedado en un trozo de papel, si no en tu cuerpo! Pero ya te habías decidido, y no abrirías el sobre.
8 días,
9 días,
10 días,
11 días,
12 días.
No aguantaste más, despellejaste aquel sobre con el abrecartas, con ansía y excitación.
Pero dentro no había una carta, ¿qué mierda era aquello? No era una declaración de amor ni nada por el estilo.

"El hotel de siempre. Dónde siempre.
23.00"

Y como las veces anteriores, acudiste, y gozaste, prometiéndote que no volverías a abrir un sobre de aquel individuo.

2 comentarios:

seres eléctricos dijo...

Pero si la carta ya estaba allí desde hace tanto tiempo, ¿como es que él seguía esperándola?
Un beso!

Mariona dijo...

vaya...

esto parece el muelle de san bla.s
besos.