Cruza los dedos.

Escapó a la costa. Pagó dos billetes de tren y viajaba sola.
Podría pensarse que faltaba su acompañante, ¿un plantón?¿fallecimiento?¿o quizá ruptuta?.
Pero aquello no tenía ni pies ni cabeza.
Cuando preguntaban por qué aquella mujer compraba dos asientos, ella respondía que mantenía la esperanza de conocer a alguien, e invitarle a que se sentara con ella.



No hay comentarios: