Carlos entró en la habitación tranquilamente, mientras se desabrochaba el cinturón con una sonrisilla traviesa dibujada en su cara.
Amanda, tras él, se subió a su espalda y acercó sus labios bañados en el color de las fresas a la oreja izquierda del chico.
-Porfi, no hagas ruido.
La verdad es que el chico quedó un poco sorprendido. No había hablado. Quizá se refiriera a lo que pasaría despues.
-¿Pero qué?¿Qué dices? Amanda...no dije nada-susurró para no hacer "ruido".
Ella se sonrosó un poquito y le mordió una mejilla.
-Tienes razón, no has hablado, pero tu corazón está sonando muy fuerte.
-Pero eso no tiene volumen, ¿no?- arqueó una ceja. Lo cierto es que la chica de las pecas tenía ocurrencias bastante extrañas.
-No, el mío también grita. Pero si se ponen a gritar los dos...
-Pues yo se como callar el tuyo...
Y le dio un beso, de esos que saben a nube gominola.
6 comentarios:
y si esto son helados de vainilla, ¿por qué tú te los pides de nata?
no sabía yo que los corazones se silenciasen con besos, pero si es así yo necesitaría alguno fuerte.
guau
estoy a punto de irme a dormir y leer esto antes e meterse en la cama sienta bien :)
Yo creo que son ese beso, el corazón le va a estallar de amor.
Me gusta Amanda =)
Un muá(h) y un sugu de piña!
pues a mí eso me lo hubiera vuelto un poco más loco. bom bom
Que bonito... y eso que yo no soy muy romantica... :)
Yo también quiero un beso de esos.
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